No es cuestión de suerte

Hace poco he leído que la innovación puede ocurrir por casualidad, sin tener intención de realizarla o sin utiliza una metodología específica. Pero cuando lo hace, es una cuestión de suerte, no de Estrategia. Y las organizaciones exitosas cuentan siempre con una estrategia previa, no lo olvidemos. Sí, ya se, la suerte también influye, pero solo si estamos preparados para aprovecharnos de las "sorpresas agradables" que nos encontremos en el camino. Sin embargo, lo normal es que ocurra al revés, y que la principal estrategia de innovación de la empresa sea… cruzar los dedos y esperar que la suerte se cruce en nuestro camino. Y viendo el ritmo de los cambios en nuestro entorno, hacer depender el éxito del azar es es como jugarnos el futuro de la empresa a la ruleta rusa.

Por eso, cada vez es más necesario que los directivos de las empresas apliquen de manera sistemática, planificada y constante una estrategia para la innovación. Porque la innovación hace tiempo que ha dejado de ser un objetivo ambicioso, para convertirse en algo esencial para la supervivencia. Por lo tanto, el desarrollo de las capacidades de innovación de la organización (y orientar las mismas a mejorar la productividad) debe ser una de las prioridades estratégicas más importantes para cualquier organización.

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