Quiero comenzar el año hablando de un tema sobre el que ya he incidido otras veces, y es el afán de algunos por usar el eufemismo "emprendedor" para referirse a un empresario. Y lo voy a hacer echando mano de nuevo a un personaje histórico, que creo ilustra muy bien la diferencia entre uno y otro. Porque una cosa es ser emprendedor y otra ser empresario. No son figuras incompatibles y de hecho es bueno que vayan unidas, pero el emprendedor no siempre (por desgracia) se convierte en empresario, y el empresario no siempre es de naturaleza emprendedor. Cristobal Colón es un buen ejemplo de lo primero: el emprendedor que no termina de "cristalizar" y convertirse en empresario.
¿Por qué digo esto? En primer lugar, aunque creo que es evidente, es importante recordar porque Cristóbal Colón puede considerarse un arquetipo de emprendedor:
- En primer lugar, fue alguien que vió una oportunidad (acortar la ruta hacia las Indias) y busco la forma de aprovecharla.
- Para ello, buscó los recursos humanos (Pinzones, etc.) y financieros (Reyes Católicos) para poner en marcha su idea innovadora.
- Tuvo que hacer frente a numerosas dificultades, pero en lugar de dejarse superar por ellas, siempre encontró la fuerza y el coraje suficientes para seguir adelante. Tuvo la confianza necesaria para seguir adelante cuando todos desconfiaban de su visión.
- Para ello, tuvo que asumir riesgos pero también mostrar dotes de liderazgo para que su equipo siguiera su ejemplo.
Pero sin embargo...., ¿qué ocurrió cuando llegó a su destino? ¿Fue Colón capaz de "materializar" su éxito una vez que alcanzó su objetivo? En definitiva, ¿fue capaz de dejar de ser un emprendedor y convertirse en empresario? Para cualquiera que conozca la historia, sabe que la respuesta es negativa. Fueron otros los que vinieron después y explotaron dicho éxito, exploraron el nuevo continente, se establecieron de manera permanente e incluso le dieron su nombre (Siempre me ha llamado la atención que el continente se llame América y no Colombia). Y esto es lo que muchas veces les ocurre a nuestros emprendedores, que "caen" por su particular Ruta hacia las Indias, incapaces de transformar ese impulso innovador en una empresa sostenible a medio y largo plazo, gestionando el día a día (la "rutina"), y siendo capaces de generar recursos económicos que garanticen su sostenimiento. Por eso siempre defenderé la figura del empresario frente al emprendedor y no me dará "vergüenza" como a mucho el usar la palabra. Pero un empresario emprendedor, eso sí.
¿Por qué digo esto? En primer lugar, aunque creo que es evidente, es importante recordar porque Cristóbal Colón puede considerarse un arquetipo de emprendedor:
- En primer lugar, fue alguien que vió una oportunidad (acortar la ruta hacia las Indias) y busco la forma de aprovecharla.
- Para ello, buscó los recursos humanos (Pinzones, etc.) y financieros (Reyes Católicos) para poner en marcha su idea innovadora.
- Tuvo que hacer frente a numerosas dificultades, pero en lugar de dejarse superar por ellas, siempre encontró la fuerza y el coraje suficientes para seguir adelante. Tuvo la confianza necesaria para seguir adelante cuando todos desconfiaban de su visión.
- Para ello, tuvo que asumir riesgos pero también mostrar dotes de liderazgo para que su equipo siguiera su ejemplo.
Pero sin embargo...., ¿qué ocurrió cuando llegó a su destino? ¿Fue Colón capaz de "materializar" su éxito una vez que alcanzó su objetivo? En definitiva, ¿fue capaz de dejar de ser un emprendedor y convertirse en empresario? Para cualquiera que conozca la historia, sabe que la respuesta es negativa. Fueron otros los que vinieron después y explotaron dicho éxito, exploraron el nuevo continente, se establecieron de manera permanente e incluso le dieron su nombre (Siempre me ha llamado la atención que el continente se llame América y no Colombia). Y esto es lo que muchas veces les ocurre a nuestros emprendedores, que "caen" por su particular Ruta hacia las Indias, incapaces de transformar ese impulso innovador en una empresa sostenible a medio y largo plazo, gestionando el día a día (la "rutina"), y siendo capaces de generar recursos económicos que garanticen su sostenimiento. Por eso siempre defenderé la figura del empresario frente al emprendedor y no me dará "vergüenza" como a mucho el usar la palabra. Pero un empresario emprendedor, eso sí.
innovador que encontró una oportunidad y busco la forma de aprovecharla.
Colón vislumbro una gran oportunidad en abrir nueva ruta comercial hacia oriente, ya que el intercambio con Asia había sido entorpecido. La idea de la tierra esférica parece que era bien conocido en esa época y al igual que el Almirante, otras personas hablaban de llegar al oriente navegando hacia el oeste, para abrir una ruta comercial alternativa.
Convencido de que la tierra era redonda, Colón decidió buscar socios que aportarán los recursos para emprender el viaje antes de que otros contemporáneos se adelantaran. Sin éxito, trató de conseguir apoyo al rey Juan II de Portugal para la expedición comercial. Finalmente, Colón logró que los Reyes Católicos, de Castilla, apoyaran su expedición, aunque al parecer no aportaron dinero. Con la ayuda de Alonso Pinzón, consiguió las naves la Pinta y la Nina. Finalmente, Juan de la Cosa, facilitó la nave que se bautizó con el nombre de la Santa María.
El acuerdo de negocios entre los Reyes Católicos y Colón fue plasmado en las Capitulaciones de Santa Fe que concedían al Almirante los títulos y otras condiciones que exigía, aunque sólo el diez por ciento de los eventuales beneficios. El Almirante tuvo que conformarse con mucho menos de lo que pedía para poder hacer realidad su sueno, su negocio.
Sin lugar a dudas, Colón fue un gran emprendedor que supo ver una oportunidad, que otros catalogaban como un sueño, y más aún, tuvo el coraje de ponerla en marcha de forma muy parecida a los grandes emprendedores de nuestros días.
Su travesía ejemplifica de manera realista las dificultades que enfrentan los emprendedores en el proceso de arrancar su empresa: La agonía de verse en el medio del océano sin divisar tierra por ninguna parte; la desmotivación de los colaboradores y socios; y la importancia del liderazgo para superar los obstáculos que se presentan.
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Colón vislumbro una gran oportunidad en abrir nueva ruta comercial hacia oriente, ya que el intercambio con Asia había sido entorpecido. La idea de la tierra esférica parece que era bien conocido en esa época y al igual que el Almirante, otras personas hablaban de llegar al oriente navegando hacia el oeste, para abrir una ruta comercial alternativa.
Convencido de que la tierra era redonda, Colón decidió buscar socios que aportarán los recursos para emprender el viaje antes de que otros contemporáneos se adelantaran. Sin éxito, trató de conseguir apoyo al rey Juan II de Portugal para la expedición comercial. Finalmente, Colón logró que los Reyes Católicos, de Castilla, apoyaran su expedición, aunque al parecer no aportaron dinero. Con la ayuda de Alonso Pinzón, consiguió las naves la Pinta y la Nina. Finalmente, Juan de la Cosa, facilitó la nave que se bautizó con el nombre de la Santa María.
El acuerdo de negocios entre los Reyes Católicos y Colón fue plasmado en las Capitulaciones de Santa Fe que concedían al Almirante los títulos y otras condiciones que exigía, aunque sólo el diez por ciento de los eventuales beneficios. El Almirante tuvo que conformarse con mucho menos de lo que pedía para poder hacer realidad su sueno, su negocio.
Sin lugar a dudas, Colón fue un gran emprendedor que supo ver una oportunidad, que otros catalogaban como un sueño, y más aún, tuvo el coraje de ponerla en marcha de forma muy parecida a los grandes emprendedores de nuestros días.
Su travesía ejemplifica de manera realista las dificultades que enfrentan los emprendedores en el proceso de arrancar su empresa: La agonía de verse en el medio del océano sin divisar tierra por ninguna parte; la desmotivación de los colaboradores y socios; y la importancia del liderazgo para superar los obstáculos que se presentan.
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Convencido de que la tierra era redonda, Colón decidió buscar socios que aportarán los recursos para emprender el viaje antes de que otros contemporáneos se adelantaran. Sin éxito, trató de conseguir apoyo al rey Juan II de Portugal para la expedición comercial. Finalmente, Colón logró que los Reyes Católicos, de Castilla, apoyaran su expedición, aunque al parecer no aportaron dinero. Con la ayuda de Alonso Pinzón, consiguió las naves la Pinta y la Nina. Finalmente, Juan de la Cosa, facilitó la nave que se bautizó con el nombre de la Santa María.
El acuerdo de negocios entre los Reyes Católicos y Colón fue plasmado en las Capitulaciones de Santa Fe que concedían al Almirante los títulos y otras condiciones que exigía, aunque sólo el diez por ciento de los eventuales beneficios. El Almirante tuvo que conformarse con mucho menos de lo que pedía para poder hacer realidad su sueno, su negocio.
Sin lugar a dudas, Colón fue un gran emprendedor que supo ver una oportunidad, que otros catalogaban como un sueño, y más aún, tuvo el coraje de ponerla en marcha de forma muy parecida a los grandes emprendedores de nuestros días.
Su travesía ejemplifica de manera realista las dificultades que enfrentan los emprendedores en el proceso de arrancar su empresa: La agonía de verse en el medio del océano sin divisar tierra por ninguna parte; la desmotivación de los colaboradores y socios; y la importancia del liderazgo para superar los obstáculos que se presentan.
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Convencido de que la tierra era redonda, Colón decidió buscar socios que aportarán los recursos para emprender el viaje antes de que otros contemporáneos se adelantaran. Sin éxito, trató de conseguir apoyo al rey Juan II de Portugal para la expedición comercial. Finalmente, Colón logró que los Reyes Católicos, de Castilla, apoyaran su expedición, aunque al parecer no aportaron dinero. Con la ayuda de Alonso Pinzón, consiguió las naves la Pinta y la Nina. Finalmente, Juan de la Cosa, facilitó la nave que se bautizó con el nombre de la Santa María.
El acuerdo de negocios entre los Reyes Católicos y Colón fue plasmado en las Capitulaciones de Santa Fe que concedían al Almirante los títulos y otras condiciones que exigía, aunque sólo el diez por ciento de los eventuales beneficios. El Almirante tuvo que conformarse con mucho menos de lo que pedía para poder hacer realidad su sueno, su negocio.
Sin lugar a dudas, Colón fue un gran emprendedor que supo ver una oportunidad, que otros catalogaban como un sueño, y más aún, tuvo el coraje de ponerla en marcha de forma muy parecida a los grandes emprendedores de nuestros días.
Su travesía ejemplifica de manera realista las dificultades que enfrentan los emprendedores en el proceso de arrancar su empresa: La agonía de verse en el medio del océano sin divisar tierra por ninguna parte; la desmotivación de los colaboradores y socios; y la importancia del liderazgo para superar los obstáculos que se presentan.
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